Tareas Programadas

 CIENTIFICOS COLOMBIANOS "DE COLOMBIA PARA EL MUNDO"


Vasco, Carlos Eduardo

Nacido en Medellín, este egresado de la Universidad Javeriana en Filosofía y Letras y en Matemáticas comenzó su profesión a finales de los años sesenta, enseñando a los estudiantes del Colegio San José de Barranquilla. Matemáticas y Física fueron sus primeras áreas de enseñanza.
Su labor docente, luego de fortalecerse con estudios de posgrado realizados en Estados Unidos y Alemania, ha tenido un fuerte componente social luego de ordenarse como sacerdote jesuita en la ciudad de Frankfurt en 1971 y de comenzar una intensa labor pastoral, la cual desarrolló durante 30 años, en los barrios más populares del noroccidente de Bogotá.

Paralelamente fue profesor en el departamento de Matemáticas de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá durante 25 años, jubilándose como Profesor Emérito de esa universidad. En los años 1985 y 1986 la  Universidad de Harvard lo nombró Profesor de Educación, siendo también un Investigador Visitante de esta universidad estadounidense en 1986, 1996 a 2002.

El profesor Vasco fue asesor del Ministerio de Educación Nacional de 1978 a 1993. Durante su paso por el MEN estuvo a cargo de la elaboración de los programas de matemáticas de la renovación curricular de primero a noveno grado. Fue comisionado coordinador de la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo, conocida como "La Comisión de Sabios", en la que también fue editor de los siete volúmenes de documentos
Que se produjeron.

Fue también en el Ministerio, y en Ascofade, asesor de la elaboración de los estándares básicos de competencias y coordinó la nueva introducción a los estándares de matemáticas; además formó parte de la comisión de 10 personalidades que animaron el proceso de conformación del Plan Nacional Decenal de Educación 2006-2016.

Actualmente Carlos Eduardo Vasco labora a tiempo parcial en la Universidad del Valle, en la Universidad Distrital de Bogotá y en la Universidad de Manizales como coordinador y colaborador en tres de sus   programas de doctorado. Es además profesor de desarrollo humano, epistemología y metodología de la Fundación Cinde.


Carlos Federico, Casa nació en Ventimiglia, Italia, 21 de julio de 1906 y murió en Bogotá, Colombia, el 22 de enero de 2005.




Llegado a Colombia el 8 de abril de 1948, en plena víspera de uno de los días más cruentos que ha sufrido el país y como preludio de una vida entregada a la docencia y al desarrollo educativo de su nueva tierra, Carlos Federico llegó desde su natal Italia invitado por el cónsul de Colombia en Génova, Gustavo Uribe, para hacer parte de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional, con un contrato por dos años para enseñar y continuar en nuestro país con los desarrollos en lógica matemática que venía realizando en Italia.

Sin desmayar ante la violencia y el desorden que reinaban en Colombia, el profesor Federico sintió que Colombia sería su nuevo hogar y que el cambio traería buen augurio para él y su familia. Y así fue.
El gusto de Carlo Federico por la enseñanza empezó desde muy chico, cuando ayudaba a su profesor de cálculo a resolver ejercicios y a explicar a sus compañeros menos adelantados algunos procesos matemáticos. Años después se convirtió en maestro de la Universidad Real de Génova y a continuación del Liceo Cristóforo Colombo, hasta antes de decidir viajar a Colombia.
Su labor docente en nuestro país inició con la creación de un curso integrado por los profesores de matemáticas de la Universidad Nacional, para el estudio de los números naturales.

Para 1957, Federico se propuso promover la creación de una Facultad de Matemáticas, independiente de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional; el profesor logró su cometido y fue nombrado decano de la  misma, cargo que ocupó durante un año.
Durante su primera década de trabajo docente en Colombia, el profesor Federico no sólo se dedicó a la investigación y enseñanza de las matemáticas; como gran humanista que fue, supo enlazar los diversos saberes y enriquecer su campo y otros campos de estudio, llevando su pensamiento matemático a la medicina, el arte, la sicología, la didáctica y en general a las ciencias de la educación. Esto lo hizo tangible en cursos que dictó en otras universidades donde exponía su punto de vista desde la física y las matemáticas sobre diversas cuestiones.

Los años setenta trajeron a la vida docente del profesor Federico nuevos retos. Alejado un poco de las aulas pero nunca de su vocación de educar, Carlos Federico asumió la dirección del Departamento de Ciencias de la  Educación de la Universidad Nacional y tres años después la del Departamento de Pedagogía de la Facultad de Ciencias Humanas de la misma universidad. En ese momento, haciendo uso de su gran capacidad para encontrar en la interdisciplinariedad un hermoso terreno para cultivar la discusión pedagógica y matemática, el profesor Federico convocó a un seminario sobre teoría del conocimiento, al que asistieron varios profesores de la Universidad Nacional, iniciando así una bella relación entre el profesor y varios de sus discípulos, quienes vieron en él un ejemplo a seguir y se placían en la compañía de su mente brillante.
En esta coyuntura nació el Grupo Federico. Una reunión de estudiosos, bajo la tutela del profesor, que discutía problemas concernientes a la educación, la matemática, la lógica, las ciencias, la filosofía, entre otros, enfocados en encontrar formas de lograr el correcto aprendizaje de los niños en estos campos. De este grupo hicieron parte grandes personalidades de los ámbitos académico y científico colombianos, como Antanas Mockus, Rodolfo Llinás, María Clemencia Castro, Carlos Augusto Hernández, Jorge Charum, entre otros; quienes recuerdan con cariño las tardes que disfrutaron de la compañía del profesor.

Durante el último decenio de su vida, el profesor Federico permaneció en su labor pedagógica, recibiendo con agrado a sus discípulos y amigos, quienes le visitaban en su casa para continuar su aprendizaje, pues con el profesor siempre había algo nuevo que discutir, siempre había algún asunto que entender. Muchos fueron los reconocimientos oficiales que se le hicieron al profesor Federico, pero sin duda el mayor homenaje es el profundo respeto y admiración que le profesan quienes tuvieron la suerte de conocerlo y las semillas de conocimiento y revolución pedagógica que plantó en muchas mentes de nuestro país.


TOMADO DE
http://www.eleducador.com/col/contenido/contenido.aspx?catID=108&conID=853


CIENTIFICA DE LA HISTORIA


HENRY BEULAH
Nacido: 1887
Murió: 1973
 
 Nacida en Memphis, Tennessee en 1887, Louise Beulah Henry fue llamado a menudo la "Señora Edison "en los años 1920 y 1930. El prolífico inventor recibió 49 patentes, a pesar de que ha sido acreditado con nada menos que 110 inventos en el transcurso de su vida. Little. Poco se sabe sobre la vida temprana de Henry, aunque los registros indican que asistió el Queens College y el Colegio Isabel, tanto en Charlotte, Carolina del Norte. Si bien siguen viviendo en Charlotte, Henry recibió sus primeros tres patentes. El primero, otorgado en 1912, fue de un congelador vacío helado. El año siguiente trajo dos patentes, por un bolso de mano y una sombrilla, ambos con una tela desmontable cubre en una variedad de colores.
 Tras el éxito de estos primeros inventos, Henry se trasladó a Nueva York, donde pasó gran parte de su vida adulta. Aquí vendió su paraguas popular a través de la recién creada Umbrella Henry y Sombrilla de la empresa, de la que fue presidente, y en 1929 fue también presidente de otra sociedad del mismo nombre, el BL Henry Company de Nueva York. Henry Henry emitió varias patentes durante la década de 1920, por un muñeco de resorte extremidades, y las esponjas que el jabón se celebró en el centro, así como para la máquina que produce las esponjas.

INVENTOS
Rizador de pelo (1925)
Accesorio protector de paraguas (1926)
Aparatos para deportes acuáticos (1927)
Artículos de la válvula neumática (1929)
Estructura de figuras de juguetes (1935)
Multicopia de conexión para maquinas de escribir (1937)
Cadena doble puntada para máquina de coser (1936)
Aparato de coser (1941)
Máquina de escribir (1941)
Dispositivo para la producción de sonidos articulados (1941)

En cuanto al cambio que le haríamos a uno de estos inventos creemos que no tendría ninguna justificación hacer esto o describirlo ya que este cambio seria fuera de lugar por la gran diferencia entre épocas, gobiernos y sobre todo el avance tecnológico.

Pero al tener que hacerlo escogeríamos a la maquina de escribir: le modificaríamos la forma de la cinta, que esta no se fuera desgastando ni quedaran las letras en ella marcadas y que no fuera rotatoria sino que se quedara ahí quieta.